Una de las principales preocupaciones de muchos donantes es:
¿Se desvía y desperdicia nuestra ayuda debido a la corrupción?
Es una pregunta lógica y que muchos nos hemos hecho. Para responderla, es útil distinguir entre la ayuda exterior (o ayuda oficial al desarrollo) y las donaciones privadas a organizaciones sin ánimo de lucro.
La ayuda oficial al desarrollo es muy vulnerable a los posibles casos de corrupción gubernamental, ya sea en los países beneficiarios, en los organismos multinacionales o en cualquier eslabón de la cadena.
El problema de la corrupción gubernamental es mucho menos relevante en el caso de las donaciones a organizaciones benéficas. En el caso de Ayuda Efectiva, por ejemplo, nunca financiamos a entidades gubernamentales: nuestros partners trabajan en colaboración con los gobiernos locales, pero su financiación es independiente. Sin embargo, al igual que en cualquier otro ámbito, pueden existir casos de fraude. Aunque es imposible eliminar el fraude al 100 %, es posible reducirlo a su mínima expresión.
¿Cómo de común es el fraude en la actividad de las ONG?
No es fácil obtener datos fiables respecto a los niveles medios de fraude, pero sí existen algunas estimaciones. Según el ex responsable de lucha contra el fraude de Oxfam GB, "se estima que las pérdidas ocasionadas por el fraude oscilan entre el 2 % y el 5 % de los ingresos de una organización, y muchos trabajadores del sector de la cooperación al desarrollo consideran que esta cifra es totalmente creíble".
¿Cómo se puede combatir el fraude?
Para reducir al máximo las pérdidas por fraude, es clave tener sistemas de control con procedimientos sólidos para disuadir y detectar cualquier intento, y perfeccionar y reforzar estos procedimientos constantemente. Los sistemas de control funcionan, pero cualquier resquicio puede ser explotado. Por eso es esencial dedicar una parte de los recursos a las medidas antifraude y su supervisión.
Las mejores organizaciones son, además, transparentes y hacen públicos los casos de fraude que detectan. Esta transparencia permite también poder mejorar los sistemas de control con cada caso que se detecte. Esto evita que situaciones parecidas vuelvan a ocurrir y en general que cada vez sea más difícil que ocurran casos de fraude.
¿Existe el fraude en los programas que financia Ayuda Efectiva?
En el mundo real, y en especial en uno tan complejo como el de los países en los que trabajan nuestros partners, es imposible evitar al 100 % el fraude: sabemos que puede ocurrir, y lo importante es tenerlo controlado para minimizar su alcance.
Tenemos dos motivos para esperar que el nivel de fraude en los programas que financiamos esté muy por debajo de la media:
En primer lugar, su foco en la medición y el impacto: creemos que el foco de nuestros partners en implementar de forma efectiva los programas y en cuantificar su impacto (lo que exige medir y auditar consistentemente cada paso de sus procesos) son buenos motivos para pensar que sufren menos pérdidas por fraude que la media.
En segundo lugar, seleccionamos organizaciones que destacan por su transparencia. En lugar de ocultarlos, nuestros partners hacen públicos los casos de fraude que detectan, explicando cómo fueron posibles y qué medidas correctoras van a aplicar. GiveDirectly, por ejemplo, publicó que en 2021 se perdió un 0,23 % del dinero por fraude y en 2022 un 1,1 %. Cuando ocurre un caso de fraude, que una organización lo haga público reafirma nuestra confianza en ella como partner. De hecho, nos preocuparía mucho más que GiveDirectly nos dijera que tienen un nivel de fraude cero: pensaríamos que o bien no son suficientemente transparentes o bien que sus sistemas de detección del fraude no son adecuados.
En un mundo ideal, no habría ningún caso de fraude. En la realidad, podemos aspirar a reducirlo a su mínima expresión. Los programas más efectivos tienen un impacto decenas de veces superior a la media: incluso si, gracias a la transparencia de nuestros partners, sabemos de algunos casos puntuales de fraude, las cifras nos dicen que el impacto de nuestras donaciones va a seguir siendo enorme.
