¿Cómo es un día de inmunización en una clínica de Kebbi, Nigeria?
Publicada el 29 de mayo de 2025
Nigeria
A las 7:45 de la mañana, Mustapha Shuaibu sale de su casa de adobe con su uniforme blanco impecable, arranca su motocicleta y se dirige por un camino arenoso hacia un centro de salud cercano para recoger las vacunas. Como responsable de inmunización rutinaria en una pequeña clínica del pueblo de Damba, en el estado de Kebbi, es su deber trasladar de forma segura las vacunas desde un centro de almacenamiento hasta su clínica, que carece de refrigeración adecuada. Estos pasos son esenciales para garantizar que los niños que acudan ese día a la clínica reciban sus vacunas.

En esta región del noroeste de Nigeria, remota y poco segura, desplazarse es todo un reto debido al terreno accidentado, los vientos harmatán que arrastran aire seco y polvoriento desde el Sahara, y la presencia de grupos armados que suelen saquear pueblos y robar propiedades. Hoy, Mustapha pasará por 12 puestos de control de seguridad en su trayecto de ida y vuelta al pueblo de Damba.

La región sufre de pobreza extrema, agravada por el impacto del cambio climático en la agricultura. Aproximadamente el 40% de los niños en el estado nunca han recibido ninguna vacuna. En realidad, la tasa podría estar más cerca del 50% en Kebbi, según las encuestas sobre la cobertura de New Incentives. Estas bajas tasas de vacunación contribuyen a una alta mortalidad infantil: 18 de cada 100 niños en el estado de Kebbi mueren antes de cumplir cinco años.
Como muchos en esta zona, Mustapha es agricultor de arroz. Cuando no está en la clínica de Damba, se dedica a cultivar sus tierras, su principal fuente de ingresos. Entiende que la mayoría de las madres que visitan la clínica son como él: luchan por salir adelante cultivando tierras áridas y, a menudo, complementan sus ingresos con pequeños negocios u otros trabajos. Si llega tarde, las madres que llegaron más temprano podrían marcharse, por lo que se apresura.
El día anterior, ya había trasladado las vacunas a una clínica más grande cercana con refrigeración adecuada. Esto le ahorró tiempo en la mañana del día de vacunación, pero aún así requirió un esfuerzo considerable. Recibe ₦500 al mes para cubrir los costes de transporte de las vacunas, pero gasta alrededor de ₦2,000 cada día de vacunación solo en combustible.

En la clínica de Nachini, recoge cuidadosamente el número asignado de vacunas que almacenó el día anterior, las coloca en una nevera azul para vacunas y la asegura a su motocicleta. Acto seguido, emprende de nuevo la marcha por una carretera asfaltada que atraviesa varios puestos de control antes de tomar un camino de tierra que lo lleva a la clínica de Damba.
Comienza el día de inmunización

Ya en la clínica en Damba, Mustapha se encuentra con el agente sobre el terreno de New Incentives, Sanusi Musa. En el interior, la clínica de una sola habitación está apenas amueblada con tres sillas, algunas esterillas que sirven como sala de espera y una camilla de diagnóstico polvorienta que se encuentra en una esquina sin usar.
Lo primero que hace Sanusi es verificar los indicadores de los viales de vacunas y las fechas de caducidad. Selecciona aleatoriamente viales, los sostiene por la tapa con dos dedos, toma fotos y los devuelve al portador. Sus observaciones y la verificación fotográfica se incluirán en su informe diario. Estos datos en tiempo real sobre el stock de vacunas en todas las clínicas donde opera New Incentives proporcionan información valiosa y contribuyen a los esfuerzos de suministro de vacunas en el norte de Nigeria.

Las madres llegan y se sientan en las esterillas de la sala de espera, conversando y jugando con sus bebés. Tsaibatu Buhari, madre de cinco hijos, dirige un pequeño negocio de venta de comida. Esa mañana dejó de cocinar para llevar a su hijo menor, Uzairu, de 15 meses, a recibir su última ronda de inmunización esencial.
La determinación de una madre

El primer hijo de Tsaibatu, que ahora tiene 15 años, nunca fue vacunado, dice, porque no había una clínica cercana cuando era bebé. Recuerda cómo enfermaba con frecuencia, algo que quiere evitar en sus hijos menores.
"Desde que empecé a vacunar a mis hijos, no enferman tanto", dice.
Visitar la clínica requiere que deje de atender su negocio por un día, lo que a veces significa perder ganancias diarias de ₦3,000 a ₦5,000 (aproximadamente entre 1 y 3 euros), una suma significativa en una zona donde la mayoría de las personas vive con menos de 2 euros al día. Pero dice que no se arrepiente.
"La salud de mis hijos es más importante que mis ingresos diarios, así que hago ese sacrificio. Si no regresamos temprano, simplemente aceptamos que no venderemos ese día y retomamos el trabajo al siguiente".

Sanusi se une durante los últimos minutos de la charla previa sobre la importancia de las vacunas y recuerda a las mujeres que el dinero de los incentivos proporcionado por New Incentives ayuda con los costes de transporte, gastos médicos menores y compensan algunas pérdidas de ingresos en el día de la visita de vacunación.
"Lo más importante", les dice Sanusi, "es asegurarte de que tu hijo esté protegido contra estas enfermedades peligrosas".

Cuando llega su turno, Tsaibatu entrega la tarjeta de vacunación de Uzairu a Mustapha. A los 15 meses, le corresponde recibir su segunda dosis contra el sarampión. Mustapha revisa los registros y administra la vacuna. Uzairu llora brevemente, pero Tsaibatu, ya familiarizada con el proceso, lo consuela rápidamente.
Luego, se dirige al agente sobre el terreno de New Incentives, Sanusi, quien verifica que cumpla con los requisitos para recibir el incentivo en efectivo. Cuando Tsaibatu se inscribió en el programa de incentivos a la vacunación de New Incentives hace 15 meses, Sanusi le explicó cómo se recopilan los datos y solicitó su consentimiento, como hace con cada nueva inscripción.
Como parte del proceso, los agentes sobre el terreno revisan información clave, incluyendo los datos básicos de la madre y del bebé, la fecha de nacimiento y el lugar de residencia. Si cumplen con los criterios, se les asigna una identificación única. Una etiqueta con esta identificación se coloca tanto en la tarjeta de salud infantil emitida por el gobierno como en la tarjeta del programa de incentivos a la vacunación de New Incentives. Ambas etiquetas se sellan para evitar su reutilización. En visitas posteriores, se verifica que los números de identificación coincidan y que los registros correspondan al niño presente.

Parte del trabajo de Sanusi consiste en asegurarse de que se administren las vacunas correctas durante el día. Revisa las anotaciones en la tarjeta de salud infantil y confirma verbalmente con Tsaibatu que su hijo recibió la vacuna contra el sarampión. Luego, entrega el dinero del incentivo y toma una foto de verificación con una aplicación segura donde Tsaibatu sostiene el dinero y la tarjeta del programa.
Esta es solo uno de los 10 millones de entregas de dinero que New Incentives hará a madres como Tsaibatu en 2025. Cada una será revisada por un equipo externo para garantizar la transparencia y confirmar que solo las madres elegibles reciban los incentivos.

Después de que Uzairu reciba su segunda vacuna contra el sarampión —la última del calendario estatal de vacunación infantil—, Sanusi entrega a Tsaibatu otros ₦5,000 por haber completado todas las vacunas. En total, ha recibido ₦11,000 desde que se inscribió en el programa.
Al salir de la clínica, Tsaibatu reflexiona sobre cómo han cambiado las cosas:
Antes, tenían que convencernos para que viniéramos a vacunar. Algunas mujeres no veníamos si no nos visitaban en casa. Ahora venimos por voluntad propia”.
Fin de la jornada

A media tarde, cuando se van las últimas madres con sus hijos, Mustapha y Sanusi comienzan sus tareas finales: verificar los registros y contabilizar las vacunas que quedan. Juntos revisan el Registro de Inmunización Infantil, la hoja de conteo y el formulario digital diario de Sanusi para asegurarse de que todas las dosis administradas estén bien documentadas.
Mustapha guarda con cuidado las vacunas no utilizadas en la nevera portátil, manteniéndolas dentro del rango de temperatura requerido. Asegura la nevera a su motocicleta y se prepara para el trayecto de regreso a la clínica de Nachini.

Otro día de inmunización ha terminado, pero el trabajo de Mustapha continúa. Mañana volverá a cultivar sus tierras... hasta que llegue el próximo día de vacunación, y entonces regresará a su motocicleta, a la clínica y a los niños de Damba.
En nuestra página sobre los incentivos vacunación explicamos más detalles sobre la falta de vacunación en Nigeria y cómo podemos ayudar de forma efectiva.
¡ , por favor!