El caso de la PlayPump: la importancia de probar la efectividad sobre el terreno
Publicada el 9 de marzo de 2023
La PlayPump era un revolucionario sistema de bombeo diseñado para llevar agua potable a las comunidades rurales de África. Las bombas se instalaban en las aldeas y funcionaban gracias a los niños que jugaban en un tiovivo conectado a la bomba. La idea era que, mientras los niños jugaban, prestaran un servicio útil a su comunidad bombeando agua. Las PlayPumps se veían como una solución beneficiosa para todos: proporcionar agua limpia y al mismo tiempo una fuente de entretenimiento para los niños.

La historia de la PlayPump
En 1989, Trevor Field se encontró con una idea que parecía brillante y que podría mejorar la vida de los niños y sus comunidades en algunas de las regiones más pobres de África: combinar un pequeño carrusel, de los que se encuentran en los parques infantiles, con una bomba para obtener agua limpia del subsuelo. Los niños tendrían acceso a un juego hasta entonces fuera de su alcance y, al empujar el carrusel para hacerlo girar, harían —casi sin notarlo— el trabajo necesario para obtener agua limpia para su comunidad. El nombre de este revolucionario invento: PlayPump.
Como cuenta Will MacAskill en su libro Doing Good Better, Field pasó varios años mejorando el diseño. Finalmente, consiguió los primeros sponsors y en el año 2000 ganó con el proyecto un premio del Banco Mundial. La idea parecía tan buena que pronto sumó grandes apoyos, desde Steve Case (fundador de AOL) hasta Laura Bush, por aquel entonces primera dama de los Estados Unidos.1
La realidad sobre el terreno
En 2009, se habían instalado ya mil ochocientas PlayPumps en varios países africanos: el proyecto parecía ser un rotundo éxito. Y entonces las cosas empezaron a torcerse. Algunos aspectos prácticos del producto no se habían estudiado bien y su utilidad no se había contrastado con las comunidades a las que iba dirigido. El carrusel exigía empujar continuamente para poder bombear agua, en lugar de girar libremente tras el empujón inicial. La PlayPump dejaba de ser un juguete divertido para los niños y, en muchos casos, eran las mujeres de la aldea quienes acababan teniendo que empujarla para bombear agua, tarea también denigrante. Por último, existían diseños de bombas manuales más eficientes, que permitían obtener más agua limpia con un menor esfuerzo.
A pesar de sus buenas intenciones, la PlayPump no tuvo el éxito esperado. Una de las principales razones del fracaso del programa fue que las hipótesis en las que se basaba el diseño de la PlayPump no se probaron adecuadamente sobre el terreno. No se investigó lo suficiente para comprender las necesidades y los retos específicos de las comunidades a las que intentaban servir. Esta falta de comprensión condujo a la aplicación de una solución que no se adaptaba bien al contexto local.
El fracaso de la PlayPump nos recuerda la importancia de poner a prueba las hipótesis sobre el terreno antes de implementar programas a escala. Es crucial investigar a fondo y comprometerse con las comunidades a las que intentamos servir para comprender sus necesidades y retos específicos. Esto nos permite diseñar y aplicar soluciones que se adapten bien al contexto local y tengan el máximo impacto positivo posible.
La historia de la PlayPump en 1 minuto
Puedes ver una explicación de 1 minuto en el siguiente clip:
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Columbia Climate School, The PlayPump: What Went Wrong?. Accedido el 20 de enero de 2023. Versión archivada.
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